Había una vez un burro tan viejo, tan viejo, que ya no podía trabajar,
entonces su amo lo dejó libre y ya no le daba de comer, el pobre burro, comenzó
a cabalgar sin rumbo, sin dirección cuando se internó en el monte en busca de
alimento, se encontró con un gato viejo, apenas como podía caminar.
-Compadre
gato ¿Qué andas haciendo por aquí? -dijo
el burro
-Mi
amo me echó de su casa, porque como ya estoy tan viejo y ya no puedo cazar
ratones, entonces compraron un gato más joven. ¾dijo
el gato.
¾No te
preocupes, dijo el burro, a mi me pasó lo mismo, ya somos dos y juntos nos
ayudaremos para buscar alimento.
-Muy
bien -dijo el gato.
Siguieron caminando hasta que se encontraron a un gallo.
-Compadre
gallo ¿Que andas haciendo por aquí? Dijo el burro.
-El
dueño de la granja, me echó del corral, porque como ya estoy tan viejo, ya no
sirvo para nada, dijo el gallo.
-No te
preocupes -dijo
el burro- a
nosotros también nos pasó lo mismo, lo bueno que ya somos tres y juntos
lucharemos ara conseguir alimento.
Entonces siguieron caminando hasta que s encontraron a un cotorro.
-Compadre
cotorro ¿Qué andas haciendo por aquí? Preguntó el burro.
-¡Ay!
Compadre, cuando yo era joven cantaba bonito y me daban de comer, ahora que ya
estoy viejo ya no me quieren y me echaron de la casa.
-No te
preocupes -dijo
el burro- nosotros vamos a formar un buen equipo y juntos lucharemos para obtener
alimento.
Mientras tanto como ya pronto caí ala noche, el burro dijo a gallo .
-Compadre
gallo sube en este árbol y mira si hay una casa.
-Muy
bien, dijo e gallo. Vio a lo lejos el humo que salía de una casa.
-Ya lo
tengo dijo el gallo y salió en la dirección.
-Entonces
nos dirigiremos por ese rumbo, dijo el burro.
Llegaron justo cuando anochecía y buscaron un lugar para dormir: el
gato se durmió cerca del fogón, el cotorro arriba de la puerta, el gallo arriba
del árbol y el burro afuera de la casa.
Por esos lugares andaban dos bandidos que también querían pasar la
noche ahí y uno de ellos le dijo al otro.
-Adelántate
para que enciendas el fogón.
-Muy
bien dijo el otro.
Como la puerta estaba abierta, éste se metió y cuando intentaba soplar
algunas brazas el gato despertó y arañó la cara del ladrón, que asustado salió
corriendo, al pasar por la puerta el cotorro le jaló los cabellos y cuando ya
se retiraba el burro dio dos patadas que le hicieron caer y entonces el gallo
cantabas de gusto “kikiriki”.
Cuando el ladrón llegó con su compañero, éste se sorprendió.
-¿Por
qué vienes corriendo y asustado? Preguntó.
-Allá
adentro hay como 20 hombres me
golpearon y me arrastraron y afuera de la casa había como otros 10, que
también me golpearon y uno de ellos me quería seguir golpeando porque decía: “Tráiganmelo
por aquí” y como pude logré escapar.
Asustados los bandidos dijeron: ¾No
volveremos a robar, mejor nos ponemos a trabajar decentemente.
Modesto Mora Pérez